China y el riesgo de una nueva burbuja

En la última semana, China ha implementado uno de los estímulos económicos más grandes de su historia en un intento de reactivar su desacelerada economía. Aunque este movimiento ha generado optimismo en algunos sectores, desde la perspectiva de la escuela austriaca de economía, estas medidas no solo son ineficaces, sino peligrosas. La inyección masiva de dinero y el relajamiento de las políticas monetarias podrían estar pavimentando el camino hacia una nueva crisis, similar a la que vivió Japón en los años 90 con su “década perdida”. Este artículo explora el impacto de estas políticas y critica las implicaciones a largo plazo para China y la economía global.

¿Por qué China implementó este estímulo masivo?

China, que antes de la pandemia crecía a tasas de hasta el 10% anual, ahora está viendo una desaceleración significativa. La burbuja inmobiliaria, que fue uno de los pilares de su crecimiento económico durante años, finalmente ha comenzado a explotar. Empresas gigantes del sector, como Evergrande, se han hundido bajo el peso de deudas insostenibles, dejando un paisaje de edificios sin terminar por todo el país. Esto es especialmente alarmante cuando consideramos que alrededor del 30% de la economía china depende del sector inmobiliario y que el 70% de la riqueza de las familias está vinculada a sus propiedades.

Frente a este colapso inminente, el gobierno chino ha decidido utilizar su carta bajo la manga: una gigantesca inyección de liquidez. El Banco Popular de China (PBoC) ha reducido las tasas de interés y ha relajado los requisitos de reservas bancarias, permitiendo que los bancos presten mucho más dinero. Esto busca revitalizar el mercado inmobiliario y estimular el consumo. Sin embargo, la escuela austriaca nos advierte que este tipo de políticas expansivas suelen ser solo un paliativo temporal que agrava los problemas a largo plazo.

¿Se avecina una nueva burbuja?

Un aspecto central de la crítica austriaca es el peligro de crear burbujas económicas cuando se expande la oferta de dinero de manera artificial. China está incentivando a las personas a tomar préstamos y comprar propiedades mediante el abaratamiento del crédito. De hecho, los bancos ahora pueden prestar hasta el 85% del valor de una vivienda, lo que fomenta aún más el endeudamiento. Esta medida, aunque puede generar un breve repunte en la demanda de viviendas y un alivio temporal en los precios de los activos, está sentando las bases para una burbuja aún mayor en el futuro.

La historia nos da un claro ejemplo de esto con Japón en los años 90. Al igual que China hoy, Japón respondió a su estancamiento económico con políticas monetarias expansivas y grandes estímulos fiscales. Estas medidas inflaron burbujas en los mercados inmobiliarios y bursátiles, pero cuando la burbuja estalló, el país cayó en una década de estancamiento económico. Lo que se conoció como la “década perdida” fue el resultado de una política económica basada en estímulos artificiales y crecimiento impulsado por la deuda. China parece estar cometiendo el mismo error.

El riesgo de los malinvestments

La escuela austriaca, especialmente a través de la obra de Ludwig von Mises, sostiene que la manipulación de las tasas de interés por parte del gobierno o el banco central distorsiona las señales del mercado, lo que conduce a decisiones de inversión equivocadas o malinvestments. En lugar de permitir que el mercado se ajuste naturalmente, las políticas de expansión monetaria crean una falsa prosperidad que eventualmente colapsa. Las reducciones de tasas de interés y la inyección de capital que China está implementando solo sirven para posponer un ajuste económico necesario, mientras fomentan la creación de activos sobrevalorados y proyectos no sostenibles.

Implicaciones globales: Cuando China se mueve, el mundo se tambalea

China es una de las economías más grandes del mundo, y cualquier cambio significativo en su política económica tiene repercusiones globales. Al inyectar más dinero en su economía, ya se han visto impactos en los precios de las materias primas como el cobre y el aluminio, que comenzaron a subir casi inmediatamente después de los anuncios de estímulo. Las empresas globales que dependen de China, como Apple y Tesla, también pueden beneficiarse temporalmente de este impulso en el consumo y la inversión.

Sin embargo, desde una perspectiva más amplia, el riesgo de una nueva burbuja en China podría generar un efecto dominó que afecte a la economía mundial. Una burbuja en los mercados chinos podría explotar en cualquier momento, causando una desaceleración no solo en China, sino también en las economías que dependen de su demanda de materias primas y productos manufacturados.

¿Qué lecciones nos enseña Japón?

La experiencia de Japón debería servir como una advertencia clara para China. Aunque las políticas expansivas pueden ofrecer alivio a corto plazo, no son una solución sostenible para los problemas estructurales de la economía. En lugar de estimular artificialmente el mercado inmobiliario y fomentar más deuda, China debería enfocarse en permitir que el mercado ajuste naturalmente sus excesos. De lo contrario, el país corre el riesgo de entrar en una trampa de estancamiento similar a la de Japón, donde los estímulos constantes solo han prolongado la crisis.

El peligro de los estímulos artificiales

Desde la perspectiva de la escuela austriaca, las recientes políticas de estímulo de China están condenadas a fracasar. En lugar de resolver los problemas estructurales de la economía, estas medidas solo están postergando el ajuste inevitable y creando nuevas distorsiones. La manipulación de las tasas de interés y la inyección de dinero en la economía fomentan malinvestments que eventualmente colapsarán, dejando a China en una situación aún más precaria. Si China no cambia su rumbo, podría encontrarse atrapada en una “década perdida” similar a la que sufrió Japón en los años 90.

Mientras tanto, los inversores y los actores globales deberían ser cautelosos. Aunque puede haber un repunte a corto plazo en los mercados y los precios de los activos, las señales de advertencia están ahí: China está caminando por una cuerda floja, y el riesgo de una nueva burbuja económica está creciendo.

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